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Melodías Nómadas Bajo el Sol de Ayaz Kala:




Dombra sous le solei d'Azay Kala
Dombra bajo el Sol de Ayaz Kala

Desde los albores del Neolítico, la música ha sido el alma del pueblo karakalpako. Comenzando con el suspiro de los vientos, ha tejido a través de los siglos un tapiz de melodías que danzan con el tiempo.


Entre los instrumentos de cuerda pulsada, la dombra canta con una voz que cautiva. Es una suerte de laúd ovalado cuyo mástil largo y caja de resonancia guardan un eco de infinitos sonidos, capaces de contar las historias más antiguas.



Musicien jouant de la dombra
Músico tocando la dombra

Karakalpakstán, joya actualmente unida a la República de Uzbekistán, se extiende al noroeste del país, cubriendo la tierra legendaria de Corasmia. Conocida por los griegos desde el siglo V a. C., antes del fulgor de Alejandro Magno, sus secretos fueron custodiados por la fortaleza de Ayaz Kala, una guardiana de piedra que vigiló los horizontes desde los siglos II al IV d. C.


Ayaz Kala, uno de los rincones más bellos de la región, invita al alma a encontrar la paz. Es el lugar perfecto para perderse en la ensoñación y escuchar el eco de la música nómada karakalpaka, con la mirada perdida en la majestuosidad de su complejo arqueológico.

El camino hacia este paraíso es un viaje en sí mismo. A solo dos horas en coche desde Jiva, uno se adentra en el corazón del desierto de Kyzyl Kum, siguiendo el curso del gran río Amu Daria. A lo largo de esta ruta, el viajero no está solo: manadas de camellos y dromedarios, guardianes del tiempo, desfilan como lo hicieron hace más de tres mil años, sus pasos marcando el ritmo eterno de la Ruta de la Seda.



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